IMPORTANTE:
Nada de lo aquí mostrado deberá tomarse por diagnóstico, tratamiento o prescripción, la información que se comparte está basada en la información, comprensión y experiencias individuales de sus autoras.
En la actualidad está muy de moda la frase “somos lo que comemos”, en nuestra opinión es errónea. Para ser más concretos “comemos lo que somos”, mejor dicho “comemos por cómo nos sentimos”.
Con tan solo la siguiente pregunta te darás cuenta que esto es una realidad. ¿Cuántas veces has tomando la misma comida, en el mismo lugar (restaurante, casa) y en unas ocasiones te ha sentado bien y en otras te ha sentado mal? La única diferencia, la compañía con quien estabas disfrutando, o no, de la comida en ese momento.
En nuestra especialidad se relaciona la ingesta de alimentos con la relación que tenemos con las personas de nuestro entorno, sobre todo con la madre (figura que se considera como materna y su influencia). No es lo mismo disfrutar los mismos alimentos en compañía de personas con las que te sientes a gusto (los pones al mismo nivel emocional que tu madre) o con personas que no. Y eso tu subconsciente lo sabe, y por eso te sienta bien o mal dependiendo de con quién te encuentres.
Lo mismo ocurre con los trastornos alimenticios (sobrepeso, obesidad, bulimia, anorexia…), derivan de la relación que tengas con los demás (reflejo de madre, mismo nivel emocional o influencia), de lo que sientes hacia ellos, del sentimiento que te generan. Es obvio que además de tus problemas internos y tus sentimientos, en este tipo de trastornos, también influyen factores externos como: una alimentación sana y equilibrada, eliminar el exceso de azúcares, realizar ejercicio físico y mental a diario, el estrés.
Estos trastornos a su vez se pueden expresar de dos maneras, con la obesidad o con la extrema delgadez (anorexia, bulimia). Ambos provienen de las reminiscencias del cerebro prehistórico. Cuando engordas significa que estás dispuesto a luchar y cuando adelgazas que quieres huir.
Al engordar tu cuerpo se está preparando para el combate, para demostrar que estás dispuesto a luchar, para que se den cuenta que no tienes miedo. En definitiva para hacerte ver.
Y ahora se plantea las siguientes preguntas: ¿Para qué o de qué tengo que te proteges ahora? ¿Contra qué tienes que luchar?
La respuesta es muy sencilla, una vez más es contra ti mismo/a y/o tus sentimientos. Porque igual que existen muchísimos factores externos que generan sobrepeso u obesidad, sucede lo mismo con los internos, pero en este caso nos centraremos en el abandono.
El abandono, no solo tiene por qué ser real o físico, puede también ser un sentimiento, que implica tanto a personas, trabajos, lugares…
Imagina que una pareja vive juntos desde hace años. Uno de los dos siente que el otro no le quiere, que no le hace todo el caso que necesita, aunque realmente no sea así. Uno “pagará” ese sentimiento con la comida, su inestabilidad emocional le llevará a un desequilibrio de sobrepeso u obesidad, producido por un sentimiento que no es real.
La solución para volver a equilibrar tu peso esta en ti, en cambiar y arreglar ese sentimiento o realidad de abandono.
A continuación te doy unos consejos para que puedas apoyarte en ellos
- Perdonar a tu madre o figura materna.
- Admitir el abandono, tanto si es real como si no.
- Quererte a ti mismo/a, anteponiéndote a ese abandono, superándolo.
- Aumentando tu autoestima.
- Expresar tus emociones.
- Cambiar tu manera de pensar, esperando siempre lo mejor de la vida.
- Entregándote a ti mismo/a.
- Aprender a conocerte.
Sobre todo recuerda que este cambio es un proceso por lo tanto se producirá poco a poco
¿Estás dispuesto/a a empezar una vida lejos del sobrepeso y la obesidad?
Ya estás preparado/a para sanar, y puedes hacerlo, aunque si no te ves capaz solo, solicita la ayuda a tu terapeuta.
Te dejo esta frase que puedes utilizar como mantra: “Querida grasa. Arde en el infierno”
El próximo mes trataremos la anorexia y bulimia, por qué se produce y cómo puedes evitar que ocurra.
¡Es hora de sanar y ser feliz!
Erika Rufo & Yu GM