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El trauma: La herida del alma

Las heridas físicas son muchas y de distinta gravedad, desde un simple rasguño hasta una hemorragia interna grave, no todas requieren el mismo cuidado, pero todas deben de ser tratadas para que no produzcan una infección o daños mayores.

Lo mismo ocurre con las heridas psicológicas, todas tenemos o hemos tenido alguna, más grande o más pequeña, y debe ser curada. El problema es que a estas heridas se las denomina trauma, y es una palabra que asusta, ¿piensas qué tú no tienes ninguna? Al igual que en las heridas físicas, ten por seguro que aunque sea muy pequeña, tienes alguna y no debes dejar que produzca daños secundarios.

Para que ese término no te asuste tanto, te diré que según la OMS (Organización Mundial de la Salud) un trauma se produce cuando una persona ha estado expuesta a una situación estresante, ya sea breve o prolongada, dicha situación le ha resultado amenazadora o desastrosa y puede causarle un profundo malestar. Si haces caso a esta definición comprobarás que en algún momento de tu vida has estado expuesta a estrés y en alguna de esas situaciones has podido sentir malestar, por lo tanto ahí hay un trauma.

Vamos a dar un paso más y encaminándonos hacia nuestro tema, diremos que un trauma es como una adquisición de experiencias frente a sucesos que sobrepasan nuestros umbrales instintivos. Es decir, cuando nuestro instinto nos dice que un suceso nos está produciendo más dolor del que podemos aguantar, por decirlo de alguna manera, en nuestro interior se está formando un trauma.

Aun así, debes saber, que un trauma no siempre depende de lo mismo, ya que tú eres diferente a cualquier persona y actuarás de manera distinta ante la misma situación que otro. Además para que se produzca un trauma no solo dependerá de ti, también los siguientes factores: tu contexto sociocultural, la propia situación de estrés, cómo te encuentras vitalmente en ese momento, de tus características físicas, de todo lo que has aprendido en la vida, de tu manera de afrontarlos, de si en otra situación similar conseguiste enfrentarlo o no.

Así que, una vez más, te das cuenta que posiblemente tengas un trauma en tu interior. En este mismo momento, cuando ya eres consciente de todo esto se plantea la siguiente pregunta: ¿Cómo puedo sanar?

Siguiendo el ejemplo anterior de las heridas físicas, comprobaremos que cada una de ellas no puede ser tratada de la misma manera, dicho de otro modo, no puedes ponerle una tirita a una hemorragia interna, pero ambas hay que desinfectarlas, pues con los traumas pasa lo mismo, para ti, esta “desinfección” se llama resiliencia.

Y bien, ¿Qué es la resiliencia? conforme a la OMS es «la capacidad humana para enfrentar, sobreponerse y ser fortalecido o transformado por experiencias de adversidad», o lo que es lo mismo como afrontar el acontecimiento negativo que te está ocurriendo, resistir a él, que afecte lo menos posible a tu vida y salir fortalecida de la misma. Vamos, lo que en términos más sencillos sería buscarle el lado positivo a la situación, salir airosa de ella y a ser posible con el menor rasguño.

Pensarás que decirlo es muy fácil, pero hacerlo… Puedes y lo vas a conseguir. Hay manera de fortalecer la resiliencia como por ejemplo, evitar sentir que estas situaciones son el “fin del mundo”, establecerte tus propias metas que no tienen que ser iguales a las de otros, saber que la vida no es estática, que cambia y esos cambios tienes que aceptarlos, no dejarte arrastrar por la indecisión, pensar en tu yo interior para aprender a conocerte mejor y tener una versión más positiva de ti mismo/a, observar las situaciones con objetividad o estas podrían empujarte hacia donde no debes, mantener siempre la ilusión, y sobre todo cuidar de ti mismo/a, eso es la base de todo, estando tú bien, estará bien tu entorno.

Si después de todos estos consejos no eres capaz de afrontar el trauma tu solo/a, no te asustes y no dudes en pedir ayuda a tu terapeuta, eso no significa que seas más o menos débil, todo lo contrario, eres fuerte porque has decidido curar esa herida, pero como en el ejemplo anterior, no puedes ponerle una tirita a una hemorragia, y debe ayudarte un especialista.

Para terminar te dejo con una frase de Pablo Vázquez Kunz para que la medites y comprendas que:

No hay situaciones dramáticas, nosotr@s lo hacemos dramático

Es hora de sanar y ser feliz

Artículo escrito por Yu GM y Erika Rufo

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