Importante:
Nada de lo aquí mostrado deberá tomarse por diagnóstico, tratamiento o prescripción, la información que se comparte está basada en la información, comprensión y experiencias individuales de sus autoras.
Antes comenté que el cuerpo lanza señales físicas para protegerte de un mal psíquico consultar escucha a tu cuerpo el factor que más importancia tiene en este aspecto, es el estrés. Él es el causante de la mayoría de tus dolencias, tanto físicas como mentales.
¿Qué es el estrés?
El estrés es un método de autodefensa, la forma para soportar una amenaza (momentos de tensión, miedo, angustia…). Cuando se activa el estrés, la hipófisis segrega una hormona llamada ACTH y la ACTH acelera las suprarrenales (glándulas que están encima de los riñones) y esas glándulas segregan cortisol. El cortisol prepara al cuerpo para la lucha, huida o congelamiento. En ese momento nuestro cuerpo deja de recibir oxígeno en las zonas vitales y recibe más oxígeno en nuestras extremidades. Por lo tanto los órganos se quedan sin energía y es cuando se produce la ulceración o proliferación. Ese estrés invita a una activación cerebral. El cerebro condiciona a los químicos de nuestro cuerpo. Nuestro cuerpo da dos respuestas, salud (equilibrio) o enfermedad (desequilibrio) como una respuesta a un estado mental que no encuentra la forma de resolver la biología de la persona y dice algo así “yo te ayudo” o bien proliferando o ulcerando. Cuando la persona está en constante estrés activa el cerebro y el cuerpo, esto produce el síntoma y esto es debido a que la persona vive en el pasado. Haz la prueba de cerrar los ojos y preguntarte “Que hay de malo en estos momentos” seguro que nada, sin embargo si te preguntas “¿qué hay de malo en mi pasado?”, saldrán muchas cosas. Bioquímicamente el cuerpo está atrapado en el pasado que constantemente está estimulando a la mente, al cerebro y al cuerpo y produce un desajuste.
Por lo tanto cuando tu cuerpo detecta un riesgo, activa el estrés para ponerte a salvo de cualquier situación que considere perjudicial. El estrés forma parte de ti, es tu manera de adaptarte para sobrevivir. Respondes de una manera concreta a situaciones ambientales y psicológicas, porque solo tú las percibes como una amenaza. Cada persona tiene un umbral diferente y único para manifestar esa señal.
El estrés es bueno en un momento concreto, ya que te prepara física y mentalmente para la actividad, despertando tu “alarma” personal, ya sea hacer un examen, hablar con tu jefe, una reunión muy importante… Es muy importante equilibrarte mediante la homeostasis (donde se nivela la parte fisiológica de nuestro cuerpo) cuanto antes, debes “apagar la alarma”.
¿Has estado engañado/a desde siempre?, ¿el estrés no es tan malo como dicen?. No, en su justa medida no es perjudicial, te mantiene alerta en el modo y el tiempo adecuado para superar una situación, y eso es estrés agudo. Pero si la intensidad es menor, pero perdura en el tiempo, es estrés crónico y es un problema, porque está confundiendo todas tus dimensiones como persona (social, psicológica-emocional, fisiológica y espiritual) y por lo tanto disminuirá tu bienestar.
Debes entender que el estrés no siempre tiene que ser real, tú mismo/a puedes hacer sonar la “alarma” por pensamientos, comportamientos o sensaciones negativas que no son nada beneficiosos para tu mente y más tarde para el cuerpo.
¿Cómo solucionar el estrés?
Para empezar a trabajar en contra del estrés, tienes que diferenciar tres fases: Alarma cuando comienzas a notar que algo incorrecto está ocurriendo (miedo, angustia, ansiedad…) y crees que no tienes recursos para resolverlos. Resistencia o adaptación cuando continúas luchando con lo ocurrido pero sin cambiar las creencias o te adaptas a la situación. Por último, agotamiento o resiliencia, ocurre cuando ya no puedes aguantar más y entonces tu cuerpo se debilita o puedes volverte más fuerte y adaptarte, por tanto lo habrás superado.
Conviene que controles tus pensamientos para anular el estrés, para ello tienes que utilizar el “método periodístico”, ¿Qué?, ¿Cuáles?, ¿Cuántos? y ¿Cómo? Es decir ¿Qué te está causando el estrés? ¿Cuáles son tus sentimientos y sensaciones ante el problema? ¿Cuántos de estos pensamientos son positivos y negativos? ¿Cómo puedo cambiar estos pensamientos negativos? La respuesta está solo dentro de ti, porque no todas las situaciones, producen el mismo estrés en diferentes personas.
Para poder resolver estas preguntas, tienes estos sencillos pasos que te ayudarán. Realízalos sin saltarte ninguno:
- Definición: Una vez sepas que te causa el estrés, céntrate en ese problema, solo en ese, controlando las ganas de resolverlo de inmediato.
- Anotación: Escribe todas los soluciones posibles.
- Valoración: Es el momento de elegir cuales de esas ideas son buenas o malas.
- Selección: Escoge la solución más adecuada.
- Planificación: Pon en práctica la idea elegida.
- Evaluación: Observa si el recurso decidido es el más adecuado y si funciona. En este punto también tienes que reflexionar lo aprendido y logrado.
Para poder llegar a la resiliencia tienes que encontrar tu manera de hacer frente al estrés, lograr olvidar por un instante todas esas preocupaciones que te atacan día a día. Vale cualquier cosa, siempre que sea saludable, visita a tus familiares, quedada con amigos, practicar ejercicio…
Técnicas para controlar el estrés
Mindfulness puede ayudarte a controlar el estrés. Enseña a prestar atención en el ahora (presente) sin preocupaciones, es decir, a estar pendiente de la acción que estás realizando, pensando solo en que estás haciendo, impidiendo así que situaciones o pensamientos negativos se hagan hueco en tu presente.
Para conseguir esto puedes hacer alguno de los ejercicios que te recomiendo a continuación:
Respiración controlada (regla de 3x3x3): Realízalo 3 veces al día durante 3 minutos. Aspira y suelta el aire durante 3 segundos lentamente, prestando atención a la respiración.
Caminata consciente: Concéntrate en cómo se siente tu cuerpo al caminar.
Visualización: Cierra los ojos y piensa que estás en un lugar agradable y tranquilo.
Comida consciente: Concéntrate en cómo se siente tu cuerpo cuando comes. Cada alimento que pasa de la boca a tu estómago, en la masticación…
Sí con todo esto no eres capaz de controlar el estrés de la manera más adecuada, no dudes en acudir a tu terapeuta.
Jeff Foster dice: “El estrés es la tensión entre “lo que es” en ese momento y tu imagen de lo que “debería” ser.” ¡medítalo!
El próximo mes hablaremos sobre MIGRAÑAS, como puede ser producto del estrés y como tratarlo.
Artículo escrito por Yu GM y Erika Rufo