Importante:
Nada de lo aquí mostrado deberá tomarse por diagnóstico, tratamiento o prescripción, la información que se comparte está basada en la información, comprensión y experiencias individuales de sus autoras.
Estás tranquilamente sentado en el sofá, o cenando con unos amigos, quizás en una apacible reunión familiar, o plácidamente dormido a las 5 de la mañana, y de repente, aparece… Empieza muy leve, pero sabes de sobra que como no tomes medidas irá intensificándose, hasta no dejarte ni pensar, paralizándote por completo. Esto solo son algunos ejemplos, pero sabes que vas a ser víctima de uno de tus grandes conocidos, El dolor de cabeza.
Viene cuando menos te lo esperas, cuando más tranquilo/a estás, y llega siempre sin previo aviso. Apenas ya le das importancia porque forma parte de tu día a día. Pero tienes que saber que realmente es importante, porque la única responsable eres tú y el estrés (consulta El estrés: La alarma de tu cuerpo), y hasta que no seas consciente de ello y de cómo pararlo seguirás sufriéndolo con la misma frecuencia e intensidad.
Has de saber que el dolor de cabeza, jaqueca, migraña, cefalea y todas sus distintas formas de llamarlo solo tiene un origen, el excesivo control que tienes sobre todos y todo, lo inflexible que eres con los demás y contigo mismo y tu desmesurada responsabilidad.
En estos momentos estás pensando: “Es cierto, me gusta que las cosas estén “bien” hechas, ¿Qué hay de malo en ello?”. Es muy sencillo, en la vida, en ningún caso, los excesos son buenos, eso es precisamente lo que estás haciendo, sobrepasando el control y el perfeccionismo. Tu cuerpo te está mandando una señal de alarma, para que te detengas o si no él te hará parar de un modo u otro.
Con estas preguntas conseguirás ver con más claridad lo que te esta pasando y poner solución:
- ¿Qué me impide el dolor de cabeza?
- ¿Cuándo me duele?
- ¿Qué estoy tratando de controlar?
- ¿Esta responsabilidad (tarea) es mía?
Al responderlas estás haciendo autocrítica, y eso ya es un primer paso porque baja el nivel de estrés. También tienes que plantearte ser más flexible, tolerante y relegar. Para conseguir equilibrar tu nivel biológico tienes que descansar, liberarte del estrés y para ello tienes que darte cuenta que no todo depende de ti, que cada uno tiene que ser responsable de sus actos y de sus tareas, que no toda la carga es tuya. Tienes que mejorar tu alimentación tanto mental (evitando pensamientos repetitivos), como física (eliminando el alcohol, y los excesos en cuanto a lácteos, proteínas y carbohidratos).
En el caso de no poder hacerlo tú solo/a, ahora que ya sabes que te ocurre, no des un paso atrás y pide ayuda a tu terapeuta.
Para poder conseguir tu objetivo te dejo esta frase del Dr. Bob Chope para que la medites:
“No siempre puedes controlar el viento, pero puedes controlar tus velas”.
¡Es hora de sanar y ser feliz!
Artículo escrito por Erika Rufo y Yu GM.